Algunos afrodisíacos suelen funcionar estimulando algunos sentidos (vista, tacto, olfato y oído) y otros se toman en forma de comida, bebidas, bebidas alcohólicas, "filtros amorosos", o preparaciones medicinales para aumentar el vigor sexual. Los alimentos tales como la leche y la miel, siempre han sido reconocidos como fuente de energía.
En la medicina tradicional china se usaban remedios a base de hierbas, como la raíz de ginseng para potenciar la longevidad y el vigor sexual.
Los árabes destacaban el valor de los perfumes, las fragancias y cosméticos para multiplicar el placer sexual.

Para los anglosajones las plantas con apariencia fálica como zanahorias y espárragos ganaron gran reputación.

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